Juan Manuel Sánchez
Berlín, 30 sep (EFE).-Tras cinco jornadas de Bundesliga, la edición que está llamada a ser la de la reconquista del Bayern -por esa senda camina firme-, la consolidación del Leverkusen -algunas dudas ha ofrecido- o la reivindicación del Borussia Dortmund -continúa envuelto por la irregularidad-, la principal competición de Alemania ha dejado un invitado inesperado que se ha colado en la fiesta de los equipos de Liga de Campeones: el Eintracht Fráncfort.
La afición de la gran urbe financiera del país germano está de júbilo. Su segundo puesto tras completarse la séptima parte de campeonato ha servido para relanzar las esperanzas de un club sumido en la complacencia de la segunda fila y que, de la mano de Dino Toppmöller desde el banquillo y el asombroso momento de forma del delantero egipcio Omar Marmoush en el césped, aspira a regresar al primer escenario alemán.
Toppmöller, hijo del histórico entrenador del ‘Neverkusen’ que llegó a las puertas de todo pero se quedó sin nada, ha armado un conjunto vistoso y ofensivo que, a partir de recuperaciones y transiciones vertiginosas, desencadena auténticos vendavales para la meta contraria.
Pese a estrenar la competición doméstica con derrota en Dortmund, ‘Die Adler’ han encadenado victoria tras victoria hasta posicionarse a un único punto del líder, el Bayern Múnich, con auténticas exhibiciones goleadoras de su faraón en punto.
Máximo goleador de la Bundesliga con seis tantos en cinco partidos, por encima del mismísimo Harry Kane, Marmoush ha confirmado las buenas sensaciones que ya vislumbró el pasado curso y su meteórica progresión le han situado ya en el escaparate de los grandes.
Sus tantos ante el Hoffenheim, Wolfsburgo (por partida doble), Borussia Mönchengladbach y Holstein Kiel (también dos goles) le encumbran como el principal estilete de un equipo cuya aportación material son 12 puntos de 15 posibles.
Pero el conjunto de Toppmöller es mucho más. A la vera del volcánico egipcio revolotea el francés Hugo Ekitike, un centelleante delantero desechado por el Paris Saint Germain que en la capital financiera de Alemania se ha destapado como la gran sensación que apuntaba en las categorías inferiores del Stade Reims.
Un incordio constante para las zagas rivales que, al igual que Marmoush, se nutre de la clarividencia y prodigiosa visión del imberbe centrocampista sueco Hugo Larsson, quien también ha descubierto una faceta goleadora que podría propulsarlo a otra dimensión, y del habilidoso argelino Farès Chaïbi, otro con un detector de espacios inexistentes en la cabeza; mientras que Mario Götze exhibe aún pequeñas dosis de infinito talento.
En la zaga, los centrales Arthur Theate y Robin Koch no hacen prisioneros y el joven portero brasileño Kauã Santos, reemplazo del lesionado capitán Kevin Trapp, progresa en la misma medida que lo hace su equipo.
Todo ello configura una escuadra interesante que puede causarle problemas a cualquier rival que se disponga en frente. En su debe, aún, el mantener la calma en escenarios de convulsión de los partidos. En su estreno europeo, en casa frente al Viktoria Plzeň checo en casa, desperdiciaron una ventaja de dos goles a falta de cinco minutos.
Para volver a protagonizar una gesta en el Viejo Continente como la que consiguieron hace dos años en Liga Europa, con victoria (e “invasión”) en el Camp Nou incluida, deberán alcanzar ese punto de madurez que otorga la experiencia.
La oportunidad para confirmar si el gran inicio de curso es una señal real o una gota más en el océano de la falsa alarma (y posterior decepción), en la que lleva tantos instalado en Bundesliga el Eintracht, llegará el próximo domingo, cuando reciba en el Deutsche Bank Park al gran aspirante a recuperar la gloria germana: el Bayern Múnich. EFE.
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