“Window Sill, Lugano” [“Alféizar de ventana, Lugano”] (1923), de Winifred Nicholson, óleo sobre cartón. 286 × 508 mm (marco: 345 × 584 × 55 mm), en la Tate Gallery
Las naturalezas muertas –o vivas– representan un estado de ánimo, una observación, a veces minuciosa, otras, más abstractas, pero siempre algo que llama la atención del artista.
Alféizar de ventana, Lugano (1923), de Winifred Nicholson, es una muestra de ello, al punto tal que su autora expresó en una carta fechada el 20 de julio de 1958 que fue pintada “con los dedos mientras se empaquetaban los pinceles”. Y continuaba diciendo que se mudaban a Inglaterra. Ella y su esposo, el también artista Ben Nicholson, trabajaron en Lugano, Suiza, durante varios inviernos a principios de los años veinte
Nicholson adopta un estilo figurativo para ensayar con la técnica pictórica, un enfoque que rompe con los moldes tradicionales de la pintura de flores generalmente asociada a la feminidad. Al igual que otros artistas progresistas de su época, elige un estilo ingenuo, tal vez naïf o primitivo, con la intención de desaprender hábitos convencionales y ofrecer una nueva perspectiva sobre el tema.
En sus obras, Nicholson fusiona de manera innovadora los géneros de la naturaleza muerta y el paisaje, explora la disposición del espacio, las formas y el color para alcanzar una expresión personal. Este enfoque le permite desmarcarse de los estereotipos que relegan la pintura de flores al ámbito de lo femenino, colocando en primer plano la técnica y la creatividad artística.
“Honeysuckle and Sweetpeas (1945-46)”; óleo sobre cartón; 45,5 x 74,1 cm. Aberdeen Art Gallery & Museums
El estilo aparentemente sencillo que Nicholson emplea no solo destaca por su originalidad, sino también por su capacidad de invitar al espectador a reconsiderar la valor del objeto representado. Como otros pintores de su época, su objetivo es generar una nueva comprensión, lo que lo lleva a cuestionar y readaptar técnicas tradicionales para nutrir una visión contemporánea y personal del arte.
Nicholson, cuyo nombre de nacimiento era Rosa Winifred Roberts, nació en Oxford el 21 de diciembre de 1893. Fue hija del político del Partido Liberal Charles Henry Roberts y de Cecilia Maude Howard. Desde joven, recibió influencias artísticas de su abuelo George Howard, un pintor aficionado conocido por sus amistades con los prerrafaelitas William Morris y Edward Burne-Jones, así como con el paisajista italiano Nino Costa.
Winifred Nicholson estudió en la Byam Shaw School of Art de Londres, primero, entre 1910-1912, y luego, de 1918 a 1919. Tras viajar a Asia en 1919, inició su vida conyugal con Ben Nicholson, un pintor también distinguido, en 1920. La pareja compró y residió en la Villa Capriccio en Suiza durante los inviernos, y pasaba los veranos en Gran Bretaña, dedicándose a pintar bodegones y paisajes.
En 1924, Winifred compró Bankshead, una histórica granja cerca de Brampton, Cumberland. Allí empezó a formar su familia. Junto a Ben, tuvo tres hijos: Jake en 1927, Kate en 1929 y Andrew en 1931. Sin embargo, las tensiones matrimoniales aumentaron, especialmente tras el suicidio del pintor Kit Wood en 1930. El matrimonio de Winifred y Ben terminó en separación en 1931, culminando en un divorcio en 1938.
“Still Life of Flowers in Pots” (antes de 1962), acuarela sobre papel, Aberdeen Art Gallery & Museums; 34;9 x 49;5 cm
Durante su vida en París entre 1932 y 1936, Nicholson cultivó lazos con prominentes artistas como Hans Arp, Constantin Brancusi y Piet Mondrian. Winifred vivió hasta el 5 de marzo de 1981, fecha de su fallecimiento en Cumbria.
La obra de Nicholson se caracteriza principalmente por sus bodegones y paisajes, aunque en París también exploró el arte abstracto. Su enfoque artístico a menudo rompió barreras de género y exploró nuevas dimensiones en la técnica y el estilo.
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