El Gobierno trata de restar importancia al distanciamiento de Junts en el Congreso –que les ha llevado a perder varias votaciones y pone en cuestión que el Ejecutivo tenga una mayoría suficiente para sacar adelante iniciativas– y ve insostenible que los de Carles Puigdemont sigan votando en el mismo sentido que PP y Vox.
La formación catalana, que forma parte de la mayoría de la investidura, ha tumbado importantes votaciones como la senda de estabilidad para elaborar los Presupuestos Generales del Estado y este mismo martes votó por sorpresa en contra de una proposición de ley para regular el alquiler de temporada y de habitaciones, dejando claro que el PSOE no puede dar por hecho su apoyo.
En el Ejecutivo admiten que Junts ha cambiado hacia un discurso “incendiario” y achacan este viraje al hecho de que el socialista Salvador Illa sea el nuevo presidente de la Generalitat de Cataluña. No obstante confían en que al final se imponga el dialogo y no ven sostenible un bloque formado por PP, Vox y Junts.
CONGRESO DE JUNTS EN OTOÑO
Este mismo miércoles, en la sesión de control al Gobierno, el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, aseguraba que ese bloque ya está conformado y alertaba al PSOE de que se equivoca si piensa que Junts no se va a atrever a ir de la mano con los de Núñez Feijóo y Abascal. A su juicio, este viraje, le saldrá “gratis” a los de Puigdemont por su “capacidad mediática de blanqueamiento”.
El Gobierno discrepa, no le ve futuro a esa alianza, cuyos votos suman mayoría en la Cámara Baja, y descarta una hipotética moción de censura contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que sería un “suicidio” para Junts, en la particular competición que mantiene en Cataluña con ERC por el electorado soberanista.
Por tanto, el Gobierno confía en calmar las aguas con los de Puigdemont y lo condiciona, por un lado a que terminen de asumir que Illa es presidente –gracias a un acuerdo con ERC que dejó a Junts fuera de la ecuación– y a que se celebre en congreso de los neoconvergentes este otoño. Ahí deben renovar el liderazgo, diseñar la estrategia y decidir cuál será a partir de ahora su relación con el Gobierno Central.
SIGUEN LOS CONTACTOS
Mientras, los socialistas mantienen contactos con Junts y siguen intentando convencerles de que respalden la senda de estabilidad, paso previo a aprobar los PGE. Buscan presionarles para que recapaciten, alertando de que un nuevo voto en contra supondría alrededor de 4.500 millones de euros menos para comunidades autónomas y entidades locales solo en el próximo año.
En este sentido, insisten en que Junts gobierna en unos 300 municipios, que se verían directamente afectado por esta merma de recursos. Además, señalan que votar en contra no resultaría eficaz como medida de presión porque el Gobierno está decidido a presentar un nuevo proyecto de Presupuestos. Si no cuenta con una nueva senda de estabilidad aprobada, lo haría con la que está en vigor, apuntan.
QUIEREN MOSTRAR QUE TIENEN “LA SARTÉN POR EL MANGO”
Del lado de Sumar, fuentes del socio minoritario del Ejecutivo asumen que este martes sufrieron una derrota pero creen que tampoco Junts salió ganando. En este punto, consideran que les movió su obsesión de demostrar que tienen la “sartén por el mango”, propiciando tras los comicios catalanes un golpe al gobierno cada pocas semanas, pero creen que ayer esta formación cometió un error al tumbar no una iniciativa menor sino una proposición de ley sobre una materia fundamental como vivienda.
En este sentido, califican de “desleal” la maniobra de Junts de pasar de la abstención al voto en contra, algo que “no tiene nombre”, según afean. Y es que recalcan que aunque sean claves en el Congreso no es buena estrategia desestabilizar la legislatura cuando están en la oposición en Cataluña y sin ninguna capacidad de influencia en la comunidad.
En este sentido, han agregado que son conscientes de que con esta aritmética parlamentaria las votaciones serán sufridas, pero la coalición debe insistir en presentar sus iniciativas dado que la parálisis tiene un coste mayor. De esta forma, se ven capaces de armar mayorías parlamentarias, sobre todo para los Presupuestos, y de completar la legislatura.
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