Mujer con dolores en las articulaciones (Shutterstock)
La incapacidad permanente es esa prestación económica que, en su modalidad contributiva, otorga la Seguridad Social con el fin de paliar la pérdida de rentas de una persona cuando está afectada por una enfermedad o accidente. Se concede en el caso de que el trabajador vea reducida o anulada por completo su capacidad laboral de forma presumiblemente definitiva, pudiendo ser de varios grados: parcial, total, absoluta y gran invalidez. Esta ayuda se tramita en la dirección provincial del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) donde tenga su domicilio el interesado.
El inicio del procedimiento puede ser provocado por la Mutua o por el propio INSS, que normalmente, parte desde una situación de baja médica o incapacidad temporal; o por el propio trabajador, bien estando de baja médica o no, pero teniendo que estar en situación de alta o asimilada el alta.
La cuantía de las pensiones por incapacidad permanente se establece según la base reguladora de cada trabajador y el grado de incapacidad que se le haya reconocido. Este subsidio es revisable, lo que significa que periódicamente se evalúa la condición del beneficiario para determinar si ha mejorado o empeorado. La Seguridad Social realiza estos exámenes cada dos años, que pueden resultar en ajustes de la ayuda o su cese.
Dolencias de distintas especialidades
Es importante destacar que no existe un listado oficial de enfermedades que causan incapacidad permanente en cualquiera de sus grados. No obstante, sí que hay una serie de patologías que comúnmente se reconocen -tanto por vía administrativa como judicial- como afecciones que pueden dar origen a una incapacidad laboral.
Sin embargo, la incapacidad no se concede por la enfermedad en sí misma, ya que no afecta por igual a todas las personas. Sino por cómo esa patología o pensión limita a un trabajador, tal y como explica en su portal web Campmany Abogados. Una misma afección puede ser incapacitante para un empleado, pero no para otro, o de desencadenar un grado diferente de invalidez.
En la tabla de padecimientos para incapacidad permanente se pueden encontrar diferentes dolencias enmarcadas en distintas especialidades: cardiología, psiquiatría, traumatología, neurología o reumatología.
Qué enfermedades permiten solicitar la incapacidad permanente
AgorafobiaAlcoholismoAlzheimerAneurismaAnsiedadApnea del Sueño (SAOS)ArterioesclerosisArteriopatía periférica u obliteranteArtritis PsoriásicaArtritis Reumatoide Artrosis Asma Cáncer Cáncer de mamaCáncer de pulmónCáncer de rectoCardiopatías Colitis UlcerosaDemenciaDepresiónDermatitisDesprendimiento de retinaEnfermedad de Behcet Enfermedad de Crohn Enfermedad de PerthesEnfisema PulmonarEpilepsia EPOCEsclerosis MúltipleEspondilitis AnquilosanteEsquizofrenia Fatigra Crónica Fibrilación Auricular Fibromialgia Glaucoma Gonartrosis Hernia Cervical Hipacusia Ictus Infarto agudo de miocardio Insuficiencia Mitral Insuficiencia Renal Crónica Ludopatía Lumbalgia Lupus Miastenia Gravis Migraña Neuropatía Neuropatía óptica Obesidad Mórbida Pancreatitis Parkinson Patologías de pies Pérdida de visiónSarcoidosisSensibilidad químicaSíndrome de Arnold Chiari Síndrome de Bournout Síndrome de cola de caballo Síndrome de Lambert-EatonSíndrome de Ménière Síndrome de Wolf-Parkinson-White Síndrome de Postpolio Taquicardias Tetralogía de FallotTrastorno bipolarTrastorno estrés postraumático Trastorno límite de personalidad Trastorno obsesivo compulsivo (TOC) Traumatismo craneoencefálico Uveítis
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