Ramón Orosa
Manzaneda (Ourense), 29 ago (EFE).- Con la atención centrada en la escapada del día y la posibilidad de homenaje a Manolo Azcona que se adivinaba con la presencia en ella de tres corredores formados junto al dirigente navarro, el grupo de favoritos de la Vuelta 2024 decidió jornada de ‘calma chicha’ en Manzaneda y dejar las hostilidades para este viernes en Ancares.
En las piernas de los candidatos al rojo en Madrid pesaban el intenso final del miércoles camino de Padrón, con el muro de Cruxeiras que enloqueció los últimos diez kilómetros; y en su ánimo, la tremendas rampas que les esperan el viernes en el Puerto de Ancares.
El explosivo puerto en el que acaba la etapa de mañana, por su vertiente leonesa, es una subida de 7,5 km al 9,3 por ciento, rampas de hasta el 15 y los cuatro últimos km siempre por encima del 10 por ciento. Como se dice en el argot, “un puertaco”. Una ascensión que, además, se perfila un calvario para el líder Ben O’Connor, que ha mostrado debilidad en ese tipo de ascensiones de grandes porcentajes.
Este jueves el líder, que ha perdido ya parte de la enorme ventaja adquirida con su exhibición camino de Yunquera, seis minutos y medio, no ha tenido rivales que le atacasen ante lo tendido de Manzaneda y quizás porque era todo el pelotón, y no solo el Kern Pharma y sus exdiscípulos disgregados por el gran grupo, el que querían homenajear a Manolo Azcona.
Pero para mañana que se ate los machos O’Connor, que le llega un día que él mismo considera “de los más importantes de la Vuelta” en el “final extremadamente duro” en Ancares.
Además sus rivales le avisan. “Tenemos que hacer la carrera dura para Decathlon y para Ben O’Connor”, advierte Aleksandr Vlasov, el lugarteniente en el Red Bull-Bora-Hansgrohe de Primoz Roglic, segundo en la general y aún máximo favorito al rojo.
“Me gustaría acabar este fin de semana estando entre los tres mejores”, comenta Mikel Landa (T-Rex Quick Step), quinto por detrás también de Enric Mas (Movistar) y Richard Carapaz (EF) y a solo 49 segundos del podio.
En la mira de todos ellos está el líder australiano, que se dejó más de lo esperado en Cazorla y Padrón, etapas con finales explosivos pero sin una dificultad máxima en las que perdió 46 y 37 segundos, respectivamente.
Mañana el final también es explosivo, pero mucho más largo. Una distancia que sobre rampones, de no digerirla bien, puede acabar con cualquiera. Y más si los rivales atisban la debilidad que han atisbado en días anteriores.
Por eso hasta se entiende la calma chicha de hoy. Porque mañana se avecina tormenta en Pajares. Donde O’Connor volverá a ser puesto en cuestión en esas rampas verticales en las que tanto sufre.
Aunque aún conserva más de tres minutos sobre Roglic y casi cuatro sobre Mas, los más cercanos. Que no los únicos, porque Richard Carapaz y Landa, los dos a más de cuatro minutos, también afilan sus armas. EFE
ro/sab
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